Familia de Alexis Villalona “clama al Señor” para que su pariente se entregue




José Dicén

Baní, Peravia

La familia de Alexis Villalona está en oración permanente para que su pariente se entregue a las autoridades y "termine de una vez con toda la angustia" que los acoge.


“Si estuviera en mis manos yo misma lo hubiera entregado, pero desde que se fue jamás nadie de la familia hemos tenido comunicación con él”, dijo con tristeza en su semblante su hermana Rosi.



Alexis Villalona, el hombre más buscado del país en estos momentos por autoridades policiales y judiciales cumplió 45 años de edad este domingo en la clandestinidad de su huida.


Su familia lo describe “como un hombre bueno que cometió un error como lo pudiera cometer cualquiera, pero no para condenarlo de la forma en que lo han hecho en las diferentes redes sociales”.



Villalona, es buscado en todo el país por los organismos investigativos y de inteligencia policial, por la acción violenta ejercida en una calle de esta ciudad en contra de Santa Arias, procedente de una familia de “gente de trabajo”, según refieren amigos y vecinos del entorno de su residencia en Baní.


Su padre, de apellido Guerrero Castillo (fallecido), fue un militar honesto, de mucho respeto que supo inculcar valores positivos a su familia, según explica Rosi Villalona, hermana mayor de Alexis.


Su madre, doña Porfiria, de 80 años, descrita por sus conocidos como una mujer cristiana que ha criado a su familia con sanos valores.


Sus hijos temen por su salud, pues desde que supo del caso de Alexis, jamás ha tenido paz, ha perdido el apetito y ora de forma permanente al Señor para que a su hijo "se le aclare el pensamiento" y decida entregarse a las autoridades lo más pronto posible, narra Rosi, en conversación con Listín Diario, en la casa materna.



Son un total de 9 hermanos y Alexis es el sexto, tiene 45 años, cumplido justamente este domingo 9 de enero, razón por la cual Rosi afirma que se la pasó encerrada todo el día llorando al recordar lo que está pasando su hermano en estos momentos.


“La gente debe saber que él no es un delincuente, no vende droga, no ha matado a nadie, porque el error que el cometió lo comete cualquiera en un momento de confusión mental”, contó la hermana con marcada pena y entristecida.


Alexis es un hombre soltero, vive solo en su casa del barrio Los Cajuilitos, pero tiene dos hijas y dos nietos, así como varios sobrinos, que según dicen en su casa todos le adoran.


Vivió varios años en Estados Unidos, desde donde regresó a su país para dedicarse a los negocios de bienes raíces y pequeños préstamos.


No se le conoce afiliación política abierta, pues pasa su mayor tiempo dedicado a sus actividades de negocio.



La noche del percance, explica Rosi, este había salido a comprar algo para su casa y asegura que él no toma alcohol ni le gustan los canes (el teteo).


Cada domingo venía a la casa de su madre Porfiria y montaba a todos los niños en su vehículo y salía a darles vuelta por el barrio, “si él fuera un hombre malo los niños no lo adoraran tanto como lo quieren”, refiere su hermana.


Todos los fines de mes venía donde su madre, a traerle el dinero para sus pastillas de la presión, porque él se preocupa mucho por su salud, precisa.


Esta familia dice estar indignada por la forma en que se ha tomado este hecho y han puesto su hermano y su familia como un monstruo, “como si fuéramos lo peor de este mundo y no es así”, asegura Rosi.


Al parecer este tiene comunicación con alguna persona, “porque debe tenerla”, dice agregando que no le estaría aconsejando bien.


Rosi, asegura que el trato que le dieron las autoridades policiales y Ministerio Publico, cuando fueron detenidos el día del allanamiento al hogar de su madre fue de mucho respeto, pero que su casa fue “acosada por patrullas y la prensa” que desde que amanecía estaba en la puerta como si fuéramos delincuentes.


Esta familia es originaria por parte de su madre, doña Porfiria, de la zona montañosa de esta localidad sureña conocida como El Recodo, lugar de alta productividad cafetalera, aguacates y cítricos, entre otros rubros agrícolas y por su padre de la comunidad de Sabana Buey, también al sur de Baní

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