Por Hernesto Heredia
Con el tiempo, mientras pasan los años, he escuchado hablar a muchas personas de que hemos avanzado. De que las cosas son más fáciles ahora que antes, de que hay más oportunidades en estos tiempos, y un sin número de avances, que según muchos ha hecho que nuestra sociedad crezca.
Sí, es verdad, hemos avanzado en cantidad de personas, de vehículos, de edificaciones, en tecnología, en modernidad, (claro, no en todo el ámbito nacional).
Vemos que, real y efectivamente del avance que hablan, solo se ha manifestado en lo tecnológico, en lo material, y poblacional.
Desde mi punto de vista y sin temor a equivocarme, el avance también debe de ser educacional, sentimental, y sobre todo espiritual, porque no hacemos nada con avanzar materialmente hablando, dejando a un lado la educación, la responsabilidad, respetando el derecho que tienen los demás, que, en los tiempos de nuestros ancestros, era mucho mejor que ahora, puesto que, prevalecía la honradez, la sencillez, y la humildad.
Buscando opiniones y escudriñando escritos de los años 70, 80 y 90, me he dado cuenta de que, hasta las letras de las canciones de esas épocas antes mencionadas, llevaban un mensaje positivo a la sociedad, resaltando el amor, la pureza, la moral y la obediencia del ser humano, dicho así, porque era difícil en ese entonces, faltarle el respeto primero a nuestros padres, abuelos, hermanos y segundo al adulto, al envejeciente y a los pequeños también.
Me apena bastante, que el tiempo transcurrido no ha sido un factor determinante para que, esas enseñanzas, esa educación, ese temor que teníamos de faltarle el respeto a nuestros progenitores y a los demás, no se vea reflejado hoy en nuestra sociedad, al contrario, a diario vemos la carencia de humildad, de amabilidad, solidaridad, falta de moral y respeto hacia nuestro prójimo.
Hablemos de avance, cuando tengamos claro que las sociedades se desarrollan si sus gentes, además de tener una mejor calidad de vida, sean más educadas, más humildes, sencillas, amorosas y sobre todo respetuosas, valorando a cada uno, no por lo que tiene o puede tener, sino por lo que es.
¿Hemos avanzado o hemos retrocedido?
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