Por Emilia Santos Frias
“Aleluya. Alabad a JehovĆ”, porque Ć©l es bueno; porque para siempre es su misericordia”, expresa Salmo 106:1. Hoy estas lĆneas serĆ”n utilizadas para agradecer a Dios por su bondad, gratitud y bendiciones. Porque aun en tribulaciĆ³n, ante Ć©l pusimos nuestra confianza y Ć©l obrĆ³, como dador de vida. Ćl nos ofreciĆ³ paz, debido que, sabe recompensar a quienes les creen. Por eso, hoy mĆ”s que nunca por la paz y los dones otorgados a mi familia, en alegrĆa, tengo mĆ”s que razones para agradecer su inmensa misericordia, abrigo y auxilio en la tributaciĆ³n, como nos dice en La Biblia.
Al Dios creador de todo lo posible e imposible, a ese que ha dado salud, bendiciĆ³n y protecciĆ³n a mi familia, a Ć©l quiero alabar; agradecer, abrazar. Gracias Padre amado, porque tu amor ha sido tan misericordioso que nos has concedido milagros, cuando podĆamos creer que todo estaba agotado. Gracias Padre, citando el Salmo 9:1, “quiero alabarte, SeƱor, con todo el corazĆ³n, y contar todas tus maravillas”. Gratitud eterna por esos prodigios realizados en mi madre, sus hijas y toda su descendencia.
Hoy SeƱor nuestro norte es abrazar el vĆa lucis, ese camino de la luz, que nos dejaste como herencia. AdemĆ”s, exaltar tu vida; vivir tus regalos con jĆŗbilo y gratitud. Agradecimientos por la salud fĆsica y la salud del alma. ¡Gracias Padre!.
¡Que den gracias al SeƱor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los seres humanos!, nos manda Salmo 107:8. Estamos contestes de que para Dios no existe quimera, pero tenemos que creerle y establecer una relaciĆ³n personal; clamarle, escucharle, dejarnos guiar y esperar en Ć©l, que Ć©l harĆ”, como dice su palabra. Pedir con fe, con fuerzas y agradecer su obra en nosotros. Eso es lo que hoy reitero. Dar gracias a Dios por tanto, por su magnificencia, por su amor, por su piedad con nosotros. Por eso tambiĆ©n, te invito a buscarle, su bendiciĆ³n y maravillosa guĆa; su protecciĆ³n y abrigo. AsĆ como, su amor, que no tiene fin.
1 CrĆ³nicas 16:8, nos dice, “alabad a JehovĆ”, invocad su nombre, dad a conocer en los pueblos sus obras”, y eso es lo que procuramos, porque Ć©l no tuvo reparos al extendernos las manos en cada ocasiĆ³n que le hemos llamado.
“Aclamad a JehovĆ”, porque Ć©l es bueno; porque su misericordia es eterna”, manifiesta 1 CrĆ³nicas 16:34. Te damos gracias, hoy, maƱana y siempre Padre amado, agradecida de tu magnanimidad vivirĆ© eternamente".
Hasta una prĆ³xima entrega.
La autora reside en Santo Domingo, Rep. Dom.
Es educadora, periodista, abogada y locutora.
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