Por Sergio Terrero
Recurriendo al mito de que los avestruces esconden la cabeza cuando se sienten en peligro, parece que ese mito históricamente difundido en el imaginario del dominicano, lo hemos adoptados, como una verdad per se, para negar una realidad sobre un tema que, al mismo tiempo, tiene más de mito de que de verdad. Oír decir de muchas voces,que “los problemas fundamentales del país se deben en gran parte a la inmigración irregular haitiana”. Esto se debe a esta lógica de pensar.
Para comprender esta problemática, debemos primero preguntarnos ¿Quiénes se benefician con la inmigración haitiana irregular?, creo que este es un buen punto de partida para iniciar una discusión frente a unaproblemática que tiene un carácter binacional y porque no decir también, internacional, porque no solo afecta a nuestro país, sino que conjuntamente afecta a la republica de Haití, en la cual se involucran intereses de terceras naciones.
Cabe también preguntarse, que, si la inmigración irregular de conciudadanos haitianos es un problema que nos ha afectado históricamente, ¿porque los estados dominicanos y haitianos, no han hecho lo suficiente para resolver dichoproblema? Se podría entonces intuir, que es un problema de dejadez y que, por ende, de irresponsabilidad de ambos estados. Esta sería una manera fácil de señalar dicho problema, siendo este modo, una especie de catarsiscolectiva, mirándose este, como una problemática cuasi natural, por llamarle de alguna forma y voltear todas las caras, porque ese problema no es asunto que se puedaresolver tan fácilmente.
Hasta aquí de seguro que los nacionalistas del país estarán de acuerdo conmigo, porque se hace imperioso defender la nación, ese es un deber sagrado de todo buen dominicano. Pero habría que preguntarse entonces ¿qué es ser buen dominicano? Y aquí es muy probable donde marco la gran diferencia con ese grupo de opinión. Es cierto que la inmigración irregular de nacionales haitianos es un problema nacional no porque proviene de Haití, sino porque forma parte de un sistema de explotación que solo beneficia a las clases dominante de ambos países.
Desde mi punto de vista, entonces ser buen dominicano, sería como decía Frantz Fanón “tomar la decisión de romper las riendas del colonialismo, ordenar todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas en sangre” para luchar contra el sistema que por naturaleza es explotador, inhumano y eminentemente racista.
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