La guerra perdida del dictador Rafael Leonidas Trujillo contra la prostitución

Emilia Pereyra -
SANTO DOMINGO. Pese a que tomó medidas para contrarrestar la prostitución, que pululaba en Ć”reas de Santo Domingo y “zonas de tolerancia” de diversas ciudades y era frecuente “piedra de escĆ”ndalo”, el dictador Rafael L. Trujillo no logró erradicar la prĆ”ctica en la repĆŗblica que controlaba fĆ©rreamente.

En la Ciudad Trujillo, la mayorĆ­a de los “cafetines” operaba a sus anchas en la parte alta. Abundaban lupanares en calles como la BartolomĆ© Colón, Francisco HenrĆ­quez y Carvajal, CachimĆ”n, Paraguay, MarĆ­a de Toledo, Eusebio Manzueta, Moca, Barahona, Hilario EspertĆ­n, JosĆ© de JesĆŗs Ravelo, Vicente Celestino Duarte, Juan Isidro PĆ©rez, MarĆ­a MontĆ©s, JosĆ© Trujillo Valdez, Delmonte y Tejada, Jacinto de la Concha, San MartĆ­n y otras vĆ­as.

Con frecuencia el gobierno recibĆ­a denuncias sobre el accionar de las cabareteras, proxenetas y “maipiolos” en la capital, Pedernales, Hato Mayor, ParaĆ­so, CotuĆ­, Moca, San Juan de la Maguana, La Vega, Santiago, Neyba, Azua e Higüey.

Las denuncias sobre los escĆ”ndalos originados en burdeles e inmediaciones presionaban a la dictadura, que recibĆ­a frecuentes quejas a travĆ©s de la SecretarĆ­a de Guerra, la Marina y la Aviación, el Servicio de Inteligencia Militar, el servicio de inteligencia del EjĆ©rcito, la PolicĆ­a Nacional e Interior y PolicĆ­a, los ayudantes del “generalĆ­simo” Trujillo, el secretario de Estado de la Presidencia y los medios la prensa.

El 24 de noviembre de 1956, JoaquĆ­n Balaguer, secretario de Estado de la Presidencia, le remitió al secretario de Salud PĆŗblica un expediente sobre el negocio que se producĆ­a en un bar situado en la calle BartolomĆ© Colón esquina Francisco HenrĆ­quez y Carvajal, el cual se habĆ­a convertido en el “terror de las familias honestas”.

El futuro presidente señalaba que en ese antro se producían habituales bullicios y reyertas, muchas veces a mano armada, promovidos por mujeres de vida licenciosa y hombres de mala reputación.

AdemĆ”s, en un “Foro pĆŗblico” del 25 de octubre del 1954, un hombre identificado como JosĆ© del Carmen Valenzuela denunció los cafetines Carta Blanca y Carta Dorada.

Disposiciones en contra
El 28 de febrero de 1958 el régimen, encabezado formalmente por Héctor B. Trujillo, hermano del tirano, promulgó la ley número 4862 que establecía medidas y sanciones contra la prÔctica de la prostitución y la declaraba atentatoria contra la higiene social y las buenas costumbres.

Sin embargo, la disposición apenas se mantuvo unos días, ya que el 10 de marzo Héctor B. Trujillo le solicitó al presidente del Senado su derogación en todas sus partes.

SegĆŗn un testigo de la Ć©poca, Trujillo hizo derogar la ley porque “la economĆ­a no aguantó” el cierre de los lupanares.

Herminia, Cambumbo y otros
El legendario prostíbulo Herminia (realmente llamado Night club Borínquen) cuya vigencia se sostuvo durante varias décadas empezó sus operaciones en un pequeño local, ubicado en la calle Mauricio BÔez, cuando la capital dominicana llegaba hasta la avenida San Martín.

“Herminia era un cafetĆ­n, en la zona de Borojol, Villa Francisca, que era un ambiente de son. Ella comenzó con una especie de casa de citas, que funcionaba en la parte trasera de un pequeƱo restaurante, que tenĆ­a reservados”, comentó un habitĆŗe.

Y ademĆ”s agregó: “Si ibas a sacar a una de las muchachas, tenĆ­as que comprar una baraja. Se anotaba el nombre de la baraja (que identificaba al cliente) y la hora de salida. Cuando volvĆ­a se anotaba la hora de retorno, se calculaba el tiempo y se cobraba... El prostĆ­bulo tenĆ­a que suministrar informaciones al SIM”.

Otro establecimiento famoso era el Hotel Londres, aĆŗn vigente, sito en la avenida San MartĆ­n. TambiĆ©n tuvo mucha aceptación el Maxin’s, en la avenida MĆ”ximo Gómez. En la Ć©poca, no existĆ­an moteles y ambos negocios tenĆ­an reservados.

Centros de diversiones
La bohemia no solo se expresaba en los lupanares, entre acordes de velloneras, la lujuria y el alcohol. En la dictadura existieron otras clases de centros de diversiones en Santo Domingo como el Tƭpico B y el Tƭpico Quisqueyano. En la zona de la Feria Ganadera operaron con mucho Ʃxito varios restaurantes, entre ellos el Hollywood, El Pony y El Cortijo.

En La Voz Dominicana
El general Arismendy (PetĆ”n) Trujillo, hermano del dictador, tenĆ­a su propio night club en La Voz Dominicana. Fernando Casado, autor del libro Palabra, canto y testimonio, contó que solo podĆ­an asistir al excepcional centro recreativo las personas de las “clases sociales superiores”.

“Peregrina sin amor”
En esos tiempos, la decadencia de una hermosa prostituta inspiró una obra musical memorable: “Peregrina sin amor”, del dominicano Bienvenido Brens, considerado uno de los compositores mĆ”s exitosos de boleros de los aƱos 1950 en el plano internacional. La creación de Brens transcendió la isla y fue grabada por notables cantantes extranjeros y dominicanos como Rafael Colón, Lope Balaguer, el TrĆ­o Los Panchos y Fernando FernĆ”ndez.

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