Tomado del muro de Andrés Cepeda
El domingo 4 de noviembre Estuve con mis estudiantes de la materia
Geografía de la isla, del Centro
Regional de Barahona, UASD; en la isla Saona, desarrollando muestra practica de
campo.
Después de ver varias cotizaciones
tome una que mi hija, licenciada en Hotelería
y Turismo, me recomendó.
Recibí imágenes, videos del
Bufet, del yate o los yates, del catamarán,
del espacio donde comeríamos y donde tendríamos un carácter de exclusividad.
Todo al parecer marcaría a la perfección.
Después de 6 horas de camino empezó
el periplo: 1. Cuando llegamos a la playa para embarcar no encontramos con
cientos de personas y con la noticia de que no se sabía que lanchas nos transportarían.
Tuve que andar casi 15 minutos atrás de un tal Víctor para un primer grupo
salpara, Luego la ansiedad: Que hay que
esperar que regrese la lancha que se llevó
el primer grupo. Coño, le dije a Víctor,
pero por qué? Si ustedes desde el miércoles tenían la información de
cuanto éramos. Entonces apareció una lancha prestada.
Llegamos a la Saona, ¡a comer! La
felicidad duro poco. En mi vida había visto
una comida tan mala como la que nos dieron, pero lo peor no fue eso sino
varias decenas de personas se quedaron sin comer porque se agotó. A los últimos
nos tocó espaguetis con arroz en trozos. Evidentemente, nadie comería esa
basura. Disfrutaron los perros a los que les llevaron los paquetes de carnes. Pero además, en las fotos que nos enviaron el área de
comida había sillas y mesas; en el área que estábamos eran bancos.
Y para colmo de los colmos, al final
me vienen a cobrar 28,750.00 por concepto de pago de impuesto.
Esto no tiene madre, le dije. No le
basta con estafarme con la comida. También quieren robarme casi 29 mil pesos. Como usted quiere que le pague algo de
lo cual usted nunca me habló.
Esto se ha convertido en una práctica
digo estafa en el país.
Pero el chiste de los chiste es que
la dueña nunca dio la cara. Todas mis conversaciones fueron con un empleado.
En la Saona le dije no te pago hasta
tanto no aparezca la dueña. No apareció, Prácticas fraudulentas, ocultar información mal intencionadamente,
engaños le hacen mucho daño al turismo
interno. Yo en mi vida contrataría a esa empresa y le haré una campaña
para que nadie pase lo que pasamos.
Y el chiste último: Usan un recurso
de nosotros para lucrarse, para engañar ante la mirada e indiferencia de las
autoridades de turismo.
Estamos matando la gallina de los huevos de oro.
Mis disculpas colegas.
Si alguien va a la Saona
contactarme para que no termine como la
doñita que estaba a mi lado: CON LA BOCA PELADA de tanto comer piña. No pudo comer otra "cosa.
1 Comentarios
Guerra avisada no mata soldado que no le buelva a pasar
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