Por: Milton
Corniell
Ex-Presidente
del Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI).
La situación
de crisis que se evidencia en el país, a propósito del deterioro de la salud
mental de las personas y que se traduce en diversas modalidades de
comportamiento, para manifestarla, plantea un latente emergencia.
Así nos
encuentra una vez más, la celebración del día mundial de la salud mental. La
situación queda develada por las confrontaciones entre policías, militares y
civiles; entre choferes del transporte público y usuarios; en las tensiones
innecesarias en escenarios laborales; en la desesperanza estresora y productora
de ansiedad emanada de un sistema desigual, con políticas publicas y recetas
transitorias sin resultados permanentes.
La evidencia
más fehaciente del deterioro de la salud mental la presenta la alta taza
suicidio registrada, que muestra indicadores preocupantes en el contexto de los
adolescentes y jóvenes.
La violencia
y los feminicidios como resultado de comportamientos e ideas erróneos,
afectividad e interacciones sociales pobres, también tienen como base un
deterioro de la salud mental por la incapacidad de afrontamiento a los desafíos
que plantea la sociedad, ante los cuales se reacciona de manera incongruente.
En todo éste
escenario, cuando una vez más se celebra el día mundial de la salud mental,
también se encuentra a los psicologos, como profesionales de la salud, aún
forzando desde los medios de que disponen para ser integrados en el Servicio o
Sistema Nacional de Salud, en las unidades de atención primarias y diagnósticas
y que junto a los psicólogos que ya prestan servicios realicen sus labores en
condiciones adecuadas. Así como ser también insertos en otras instituciones que
los requieren.
Quiero
recordar que la Salud Mental inicia con importantizar la ciencia de la
psicología y al profesional de la misma.
Deben ser
modificadas la ley general de salud, la de educación y las otras leyes que sean
necesarias para así crear en los ministerios e instituciones del gobierno, los
departamentos, direcciones y dependencias que sean administradas por estos
profesionales y que eliminen la subordinación del profesional de la psicología,
siendo los psicólogos quienes tracen planes y políticas en Salud Mental e
intervención social y psicológica. Sin que esto, en ningún modo signifique
denostar los esfuerzos que a nivel de salud mental se vienen realizando, sino
más bien, un gran paso de avance hacia la prevención e inclusión de los
psicólogos en las áreas administrativas y de toma de decisiones.
Finalmente,
quiero destacar que para solicitud y renovación de armas de fuego, la ley exige
una evaluación psicológica y a pesar de que ya se dispone del protocolo para
dichas evaluaciones, aún permanece, sin que se ponga en ejecución.
El
profesional de la psicología es un profesional de salud